De niño, a Luigi Ghirri (Scandiano, 1943-1992) le fascinaban los mapas, en particular los atlas, y esa afición le venía de un viejo ejemplar que había en casa de sus padres. Le gustaba darle vueltas y más vueltas. Y se aproximaba a los detalles y buscaba, sobre el papel, desiertos, océanos y cordilleras. Después comenzó a fotografiar esos mapas contenidos en el atlas y organizó una serie de imágenes que acabó bautizando con el nombre de “Atlante”. Hoy aquella serie es una de las muchas que integran la exposición “Luigi Ghirri. El mapa y el territorio” que el Museo Reina Sofía dedica a este artista italiano y que estará abierta al público hasta el 7 de enero de 2019.
Hay aproximadamente 250 imágenes, casi todas realizadas en los años 70, un periodo fundamental en la carrera de Ghirri, ya que antes había trabajado como aparejador y topógrafo en la ciudad italiana de Módena y sus alrededores. En ese decenio tomó miles de fotografías con las que cartografió los contornos cambiantes de la vida moderna. Él mismo describió lo que significó para él aquella afición: “La fotografía es una gran aventura por el mundo del pensamiento y la mirada, un viaje inacabable por lo grande y lo pequeño, por las variaciones, a través del reino de las ilusiones y las apariencias, un lugar de multitudes, laberíntico y especular”.
En color y en la calle
Ghirri trabajaba la mayor parte del tiempo en espacios exteriores, paseando por las calles de Módena, viajando en coche por el campo o visitando parques de atracciones o playas. Y tomaba sus imágenes en color, cuando la práctica fotográfica considerada “seria” se hallaba dominada por el blanco y negro. “Hago fotos en color porque el mundo real es en color y porque el cine en color ya ha sido inventado”, dejó escrito.
A Ghirri también le gustaba organizar sus fotografías en grupos. Algunos obedecían a un tema muy definido o a un tiempo muy concreto, pero había otros más abiertos, en los que cabían reproducciones, carteles, maquetas y mapas. A finales de los años 70 se sucedieron dos momentos clave en su carrera: uno fue la publicación de “Kodachrome”, uno de los libros fotográficos más representativos del momento, y el segundo, la organización de una importante muestra de sus fotografías en la ciudad de Parma, bajo el título de “Vera fotografia”, en la que reunió un total de 14 grupos.
Las personas, en la lejanía
La exposición del Museo Reina Sofía viene a ser una réplica de aquella muestra de Parma, y, como aquélla, se articula en torno a 14 secciones. Al comienzo, se pueden ver imágenes tomadas en entornos urbanos, sobre todo en Módena y otras ciudades suizas y holandesas a las que viajó a comienzos de los años 70 y en las que se nota la preferencia de fotografíar a las personas desde atrás y a distancia para centrar la atención en la escena.
La muestra continúa con la serie “Paesaggi di cartoni” (Paisajes de cartón), donde combina paisajes de la naturaleza con imágenes visibles en los espacios publicitarios, en los carteles, en las vallas de anuncios, en los escaparates y en los cafés. Para realizar la serie siguiente, “Colazione sull’erba” (Desayuno sobre la hierba), Ghirri frecuentó las casas que fueron surgiendo en las afueras de la ciudad, y en “Catálogo” dirigió su curiosidad a los detalles decorativos de azulejos, muros de ladrillo y mosaicos que remiten al lenguaje geométrico de la modernidad.
Estrellas y dinosaurios
Las series de Luigi Ghirri se suceden y en ellas vamos viendo pistas de carreras, fotografías del cielo tomadas durante cada uno de los 365 días del año 1974, retratos del museo de cera de Ámsterdam, dinosaurios de un parque de Verona o dioramas de historia natural en museos de Salzburgo.
Una de las series, “In Scala” (En escala), recoge fotografías tomadas entre 1977 y 1978 en un parque de atracciones de Rímini, lugar que el artista define como un “atlas tridimensional”. En ella hay versiones reducidas de monumentos como San Pedro de Roma, la Piazza del Palio de Siena , el edificio Pirelli de Milán o los relieves de los Dolomitas. Y, cuando se funden con la presencia de turistas, se establece un juego de escalas, donde las miniaturas son los monumentos y las cordilleras.
En la biblioteca de su casa
Aunque la gran mayoría de las fotografías del artista italiano están tomadas en espacios públicos de diferentes pueblos y ciudades, una excepción a esta norma la constituye la serie “Identikit”, dedicada en exclusiva a la biblioteca de su casa de Módena y que sirve de epílogo de la exposición del Museo Reina Sofía. Es, seguramente, el autorretrato más real de Luigi Ghirri, porque aquí se pueden ver los libros de filosofía, detectar su amor por la literatura, su pasión por el arte, además de los discos y objetos que conformaron su alma de artista.