10
Nov

Redescubriendo el Mediterráneo con grandes nombres del arte

Durante el tránsito del siglo XIX al XX, el Mediterráneo fue un gran motivo, un excelente modelo, para los artistas más sobresalientes de aquel tiempo. El mismo mar por cuyas aguas transitan ahora, y arriesgan la vida, muchos hombres en busca de un mundo mejor, una maravilla natural que se ha convertido en tumba de emigrantes desesperados, ese mismo espacio que un día fue emblema de armonía, paz y belleza.

La Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23. Madrid) exhibe, hasta el 13 de enero de 2019, la exposición “Redescubriendo el Mediterráneo”, una muestra por la que desfilan niños jugando y corriendo por la playa (Sorolla), paisajes familiares (Paul Cézanne), fenómenos de la naturaleza (Anglada Camarasa), figuras humanas (Matisse), puertos urbanos (Paul Signac) o escenas de la vida cotidiana (Joaquín Torres-García). Un recorrido por la pintura que convirtió el Mediterráneo en motor de renovación del arte.

De Sorolla a Mir

«L’entrée du port de Marseille» (1911), de Signac.

La exposición, con 138 obras de 41 artistas, se articula en seis apartados. Se abre con España, donde cobra protagonismo, en primer lugar, el Mediterráneo valenciano. Ignacio Pinazo fue uno de los primeros artistas que se interesó por plasmar los aspectos de la vida mediterránea y, después, Joaquín Sorolla, quien hizo del mar el protagonista de su trabajo y plasmó como pocos la profundidad y transparencia del agua. En este escenario inmortalizó los juegos de los niños y los baños y paseos de las mujeres, en un espacio de luz y alegría.

También Cataluña y las islas Baleares contribuyeron lo suyo a redescubrir el Mediterráneo con nombres tan esenciales como los de Joaquim Sunyer, Torres-García, Joaquim Mir o Hermenegildo Anglada Camarasa, que inmortalizaron las zonas rocosas y escarpadas de la costa, las grutas que se abrían paso entre ellas y su extraña luz.

Cézanne y Picasso

«Los pichones» (1957), de Picasso.

La siguiente parte de la exposición está dedicada al sur de Francia, uno de los destinos preferidos por los pintores que buscaban nuevos horizontes. Dicen que Niza, Marsella o Ventimiglia se convirtieron en talleres a cielo abierto para varias generaciones de pintores que huían de la ciudad. Así, Cézanne está unido indisolublemente con Aix-en-Provence; Van Gogh con Arlés, Picasso con Antibes, Matisse con Niza, Bonnard con Le Cannet o Renoir con Cagnes-sur-Mer.

Van Gogh fue uno de los primeros artistas que encontró refugio, en la década de 1880, en Arlés, buscando “el sol del glorioso Midi”. Allí alquilo una casa pintada de amarillo con la intención de convertirla en el “taller del sur” para una comunidad de artistas y, aunque su sueño no pudo hacerse realidad, sí fueron muchos los pintores que siguieron sus pasos.

El clasicismo de De Chirico

«La Méditerranée» (1888), de Claude Monet.

Para los italianos, con los que continúa el recorrido de la exposición, el Mediterráneo se concibe más como una idea, porque, sea cual sea el tema tratado, el mar se utiliza como un reencuentro con el clasicismo, el cual parece guiar la mano de artistas como Giorgio de Chirico, Carlo Carrà o Massimo Campligi.

Tanto la obra de Matisse como la de Picasso, con quienes se cierra la muestra, aglutinan aspectos de los artistas que les precedieron, como si con ellos el Mediterráneo llegara a su culminación. Así, Matisse transmite en sus composiciones su gusto por la pintura y por la vida, celebrando la naturaleza, mientras que Picasso parece no encontrar acomodo y no para de alternar estilos, buscando, sin hallarlo, el deleite de la pintura.

Una página brillante del arte

«La barca» (1928), de Carlo Carrá.

En aquel periodo, el Mediterráneo era la seña de identidad europea y ocupó una página brillante dentro de la historia del arte. Fue uno de los momentos más felices de la pintura del siglo XX, con figuras valientes que se mantenían en diálogo y que asumieron la tradición con un lenguaje moderno. Un arte que desveló el rostro de un mundo mejor, una referencia para el equilibro y la armonía de Europa. La exposición “Redescubriendo el Mediterráneo” da fe de ello, con tantas pinturas inundadas de la luz y el color de un mar que, desgraciadamente, se sigue tragando la vida de nuestros coetáneos.

Fundación Mapfre ha organizado, del 12 al 22 de noviembre, el ciclo de conferencias “Mediterráneo: clasicismo y modernidad”, en el que participan expertos nacionales e internacionales y que abordarán la influencia de la cultura y el mar Mediterráneo en la pintura del cambio de siglo.