Málaga de película. Más allá de su festival de cine, de su Semana Santa o de su Feria de Agosto. Málaga es de película y el turista se siente mimado y protagonista en cada escenario que pisa.
Pasamos un fin de semana en una ciudad de película (o cortometraje, que nos supo a poco). De ahí que hayamos buscado algunos titulares del celuloide para hacer este paseo. Silencio y por favor, ¡apaguen sus móviles!
1- “¡Manos arriba!” Esto no es un atraco, esto es el Pimpi, la taberna por excelencia en frente de la Alcazaba y con unos 170 empleados que van y vienen y en el camino no se entretienen, sino que sirven al personal y lo miman para que nada falte en esas mesas llenas de buen ambiente. Y decimos manos arriba porque es como van sus camareros, con las bandejas en alto en un movimiento perfectamente sincronizado para que los boquerones fritos no colisionen con el adobo ni el vinito de la tierra con el salmorejo.
El Pimpi se llama así en recuerdo a los pimpis, jóvenes que ayudaban a la tripulación de los barcos y su pasaje, y se convirtieron en los primeros guías de la ciudad.
Local apto para los que gustan del famoseo y dejarse ver. Por allí han pasado y han firmado Antonio Gala, Antonio Banderas, Miquel Barceló… El recién fallecido periodista Manuel Alcántara le puso nombre: “La Capilla Sixtina de Málaga». Ahí queda.
2- “Sobre ruedas” como la última película de Franck Dubosc. Así recorrimos Málaga. Con una silla de ruedas que demuestra que la ciudad es asequible y, muy importante, accesible. Desde el propio hotel (Petit Palace) se encargaron de gestionar el alquiler de la silla, nuestra nueva compañera de vieja. Problemas cero, ayudas todas. Trato especial, puertas abiertas y una ciudad para no perderse nada. “Mi capacidad es mayor que mi discapacidad” y nada nos impidió subir al Castillo, pasear sus calles, recorrer su caso viejo o visitar la catedral.
3- “Museo” o Museos, porque la ciudad tiene 36 museos, casi todos dentro del Casco Histórico. Lo que la convierte en una de las ciudades con mayor densidad de museos de todo el panorama internacional.
Si bien es cierto que en la verdadera película ‘Museo’ del cineasta Alonso Ruizpalacios se saquea el Museo Nacional de Antropología mexicano, vaya por delante que no robamos nada; al revés. Fueron los museos que visitamos los que nos robaron un poco de nuestro corazón y pasión
Hablamos del Museo Picasso. Malagueño por excelencia y maestro de maestros. El Palacio de Buenavista alberga una Colección Permanente que muestra ocho décadas de trabajo de Pablo Picasso, nacido en Málaga en 1881. Además, las exposiciones temporales la hacen todavía más apetecible.
Hablamos del Centro Pompidou, el Cubo, el único que está fuera de París y que pone color a ese Muelle que hace de Málaga una delicia. Fotografía, arquitectura, vídeo, escultura, pintura, sonido… no deja indiferente a nadie. Ni su mensaje en la web: “Las instalaciones del Cubo en el que se ubica el Centre Pompidou Málaga han sido adaptadas para hacerlas del todo accesibles. El centro cuenta con rampas, ascensores, aseos adaptados y guardarropa para permitir la circulación por los diferentes espacios sin barrera”.
Hablamos del Museo Thyssen con joyas de valor incalculable de Joaquín Sorolla, Monet, Courbet, Julio Romero de Torres, Van Gogh…
Hablamos de que hay más, pero un fin de semana es un fin de se mana (mientras no cambie la Ley y se establezcan los fines de semana de 4 días, con lo que veríamos también el Museo Ruso, el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo Interactivo de la Música… ) Ahí lo dejamos, pero Málaga bien merece ese cambio normativo.
4- “Esencia de Misterio”, para hablar de Liz Taylor y de paso de la Alcazaba y el Castillo de Gifralfaro, unidos ambos monumentos por las murallas que descienden por la ladera de la colina. Para los fans de Liz, os recomendamos leer un artículo del diario Sur sobre la actriz en su visita al castillo. “Es una de esas escenas de las que se habla mucho, pero (casi) nadie ha visto. Liz Taylor vigilando Málaga desde el castillo de Gibralfaro. No es una leyenda».
5- “Desayuno con diamantes” en la Quinta Avenida de Nueva York o en la calle Larios, en la Plaza de la Constitución, en el abarrotado Café Central (parada obligada), donde sustituimos el ‘No me lo ponga’ de su lista de 10 formas de pedir los cafés por ‘Póngame un descafeinado de sobre en vaso y que queme mucho la leche’. Porque sí, porque en Málaga llueve y hace frío y hasta se toma sopa. Por cierto, para ese descafeinado no hay nombre… aún.
La calle Larios es el centro neurálgico por excelencia donde discurre la vida de la ciudad. Sin prisa, que nada es tan urgente; pero sin pausa, porque los malagueños se beben la vida al lado del Mediterráneo.
– “Al filo de la noticia”. Así estuvieron y están los periodistas malagueños. En 2004, el Ayuntamiento les rindió homenaje con un singular monumento a la Constitución en la Plaza del mismo nombre de Málaga. Se trata de seis planchas de acero inoxidable de gran formato colocadas en el pavimento de la plaza que reproducen las portadas de cinco periódicos (SUR, El Correo de Andalucía, ABC, Diario16, El País y Sol de España) del 7 de diciembre de 1978, el día siguiente a la aprobación en referéndum de la Constitución. Merece leerlo.
Málaga bien merece un cambio de Ley y que los fines de semana sean de 4 días y esto un largo-reportaje y no un corto-reportaje. ¡Ahí lo dejamos!
Si este corto-reportaje fuera un largo-reportaje hablaríamos de la noche de Málaga, de sus bares de copa, de sus restaurantes de moda, de sus tiendas de lujo, de su provincia infinita, de su buena gente.
Pero el corto es lo que es y el fin de semana mientras las leyes no cambien (¿hemos dicho que Málaga lo merece?), no da para más. Aún así, dejamos en los títulos de créditos algunas otras recomendaciones.
El museo Central de Atarazanas
Excursión al Caminito del Rey
Excursión a Gibraltar y Tánger desde el Puerto
Tomarse un baño árabe
Ruta de los pecados (y de los pescados): arroz con chopitos, gambas con gambas, calamares fritos, espetos de sardinas…
Ahora sí, enciendan su móviles y difundan este corto-reportaje. ¡DE PELÍCULA!